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MENTE CONSCIENTE

Durante miles de años, la gente ha intentado comprender qué hace felices a los humanos. En 2010, el profesor de Harvard Daniel Gilbert y su estudiante de doctorado Matthew Killingsworth escribieron:

A diferencia de otros animales, los humanos pasan mucho tiempo pensando en lo que no sucede a su alrededor, contemplando eventos que sucedieron en el pasado, podrían suceder en el futuro o nunca sucederán.46

En otras palabras, todos tenemos la tendencia a desperdiciar energía en pensamientos que tienen poca relevancia para el momento presente.

Cuando pensamos demasiado, literalmente desperdiciamos energía. El cerebro necesita alimentarse de glucosa y oxígeno para pensar, al igual que los músculos necesitan energía para moverse. Cuando piensas todo el tiempo, tu cerebro usa más glucosa y más oxígeno.

Todo deportista de élite sabe que es posible mejorar el rendimiento atlético si se lleva más energía y oxígeno a los músculos que trabajan. Los científicos de la Universidad de Northumbria en el Reino Unido demostraron recientemente que lo mismo ocurre con el rendimiento cognitivo. Cuando el cerebro recibe más oxígeno, se vuelve más inteligente.47

Una mente errante es una mente infeliz

En ese estudio de Harvard, Gilbert y Killingsworth recopilaron datos en tiempo real de una aplicación llamada Track Your Happiness. La aplicación pide a los usuarios que registren cómo se sienten durante sus actividades diarias y luego anoten si sus pensamientos están centrados en la tarea en cuestión. Participaron 5.000 personas de 83 países, que registraron 250.000 puntos de datos.48 Estos datos revelaron que nuestras mentes divagaban todo el tiempo. También registraron que somos “menos felices” cuando nuestras mentes divagaban que cuando no lo hacían.

Esto es nuevo.

Los datos demuestran que, incluso cuando soñamos despiertos con ideas agradables y cosas felices, no somos tan felices como cuando nos concentramos en lo que estamos haciendo en el momento presente.

Eligiendo tus pensamientos

Mi sensación es que no tiene sentido apegarse a nuestros pensamientos. Cuando necesitamos tener razón en algo, solo vemos lo que “pensamos” en lugar de lo que “es”. Cada uno de nosotros ve el mundo a través de un filtro, y nuestra realidad es una proyección de eso. Nuestros pensamientos determinan cómo nos sentimos y cómo experimentamos la vida. Por ejemplo, es imposible entregarse constantemente a pensamientos tristes y aun así sentirse feliz.

Cuando aquietas tu mente, eliminas el filtro. Si continúas con tu patrón de pensamiento negativo, el filtro se vuelve más fuerte. Pero la mayoría de nosotros no sabemos cómo controlar nuestros pensamientos. Simplemente vemos nuestra experiencia como la única versión posible de la realidad. Es por eso que muchas personas se sienten víctimas. Miran a través de un filtro de negatividad que informa todas sus reacciones y experiencias. Es esencialmente una forma de autosabotaje.

No nacemos sintiéndonos inferiores, lo aprendemos al centrarnos en pensamientos y sentimientos negativos. Si alguna vez te preguntaste por qué los niños pequeños pueden parecer tan alegres, es porque no tienen filtros. Viven plenamente el momento presente.

Tus pensamientos crean tu realidad

La conclusión es que cada uno de nosotros mira los acontecimientos de nuestra vida a través del filtro de nuestras experiencias pasadas. Puede que nuestra mente nos esté haciendo un buen servicio o puede que esté saboteando nuestra atención concentrada, pero rara vez prestamos atención a lo que estamos pensando.

Si tu filtro está lleno de ira y miedo, interpretarás constantemente las acciones de los demás como ataques. Si tu filtro está formado por ciertas creencias, sin darte cuenta verás a las personas que no se ajustan a esas creencias como inferiores. No verás a la persona real ni a los acontecimientos tal como son. En cambio, verás el estereotipo.

El mismo patrón se produce en tu monólogo interior. Si no logras cumplir con tus propias expectativas, te etiquetarás a ti mismo como un fracaso, como alguien que no es lo suficientemente bueno, como alguien que no vale nada. Así es como desarrollamos sentimientos de incompetencia, autocrítica, baja autoestima y poca confianza. Es una forma de ponernos a la defensiva y de llenarnos de ansiedad. Cuanto más repitas esos mismos patrones de pensamiento en tu cabeza, más arraigados y reales se volverán. Al final, lo único que te quedará será esa autoimagen negativa.

Por defecto

La conciencia de la mayoría de las personas funciona en modo predeterminado. La mente divaga con frecuencia, si no todo el tiempo. Estos patrones de divagación mental son habituales y se necesita disciplina para dominarlos. Hasta que los dominemos, seguiremos controlados por nuestros propios pensamientos, en lugar de controlarnos a nosotros mismos.

La divagación mental suele ser la causa de muchos trastornos depresivos y de ansiedad. Los pensamientos negativos tienen más probabilidades de aparecer en un estado de divagación mental. Su naturaleza recurrente y automática puede transformar el estrés y la ansiedad a corto plazo en un patrón duradero que es difícil de cambiar.

Pero no tiene por qué ser así. No es necesario que sigas con el piloto automático. Tu mente es increíblemente poderosa y flexible, y puedes cambiar tu forma de pensar, incluso si al principio te resulta incómodo.

Para limpiar el filtro, debemos centrar nuestra atención en el momento presente, observar los hechos y darnos cuenta de que hay más de una versión de la realidad. Nuestros pensamientos pasados ​​reflejan opiniones y experiencias a las que hemos estado expuestos en el pasado. No son reales. No son AHORA.

Ser paciente

Como ocurre con cualquier cosa nueva, cuando practicas por primera vez la concentración de tu atención, te encontrarás con resistencia. La concentración de la atención no es una panacea. Tu mente no estará perfectamente presente y tranquila desde el principio.

Tu mente está, por su naturaleza, en constante movimiento.

Cuando empecé a trabajar para aquietar mi mente, me sentí muy frustrado. Me di cuenta de que llevaba años teniendo los mismos pensamientos negativos y, a menudo, sentía que no llegaba a ninguna parte.

Sé amable contigo mismo. Cuando reemplazas un hábito, es normal que lleve tiempo.

Jardinero de la mente

Piense en su mente como si fuera un jardín. Si el jardinero no presta atención, el jardín pronto se llenará de malas hierbas que ahogarán a las plantas más hermosas y delicadas. Sin embargo, cuando el jardinero se toma el tiempo de cuidar las flores y arrancar las malas hierbas de manera regular, el jardín prospera.

De la misma manera, es importante revisar tus patrones de pensamiento regularmente a lo largo del día, no para analizar tus pensamientos ni criticarlos, sino simplemente para ver qué está pasando. Cuando ordenas una parte de tu jardín, no necesitas saber la razón por la que las malas hierbas crecieron donde crecieron. Simplemente, identifícalas y trabaja con cuidado para eliminarlas.

Cuando aprendes a observar tus pensamientos a diario, te resulta mucho más fácil darte cuenta de cuándo caes en patrones de pensamiento depresivos o negativos. Entonces puedes identificarlos antes de que crezcan y se salgan de control. Conviértete en un buen jardinero de tu mente. Arranca las malas hierbas y deja que la belleza florezca.

Dos tipos de pensamiento

Al hacer esto, notarás que hay dos tipos de patrones de pensamiento. Podemos comparar estos dos patrones con flores o hierbas. Las flores son tus patrones de pensamiento orientados a objetivos. Son pensamientos que tienen un valor práctico y positivo. Las hierbas son tus patrones de pensamiento repetitivos y a menudo negativos.

¿Qué es el pensamiento orientado a objetivos?

Los pensamientos prácticos tienen un propósito: son necesarios para planificar la logística básica de la vida. Este tipo de pensamientos te permiten tomar decisiones, resolver problemas y fijar objetivos, todas ellas habilidades importantes en los negocios, el deporte y la vida. Son constructivos y no consumen mucho tiempo ni energía.

El objetivo es despejar espacio para estos pensamientos, alimentarlos y nutrirlos para que se fortalezcan.

¿Qué es el pensamiento repetitivo?

Por el contrario, el pensamiento repetitivo es repetitivo, improductivo y, a menudo, negativo. Implica repasar una y otra vez el mismo escenario, las mismas preocupaciones o conversaciones en busca de validación. Normalmente es algo habitual. El pensamiento repetitivo puede monopolizar tu atención y supone una enorme pérdida de energía (y de la energía de las personas que te rodean).

Cuando te obsesionas con una situación, normalmente esta empeora. Creas estrés que te hace reaccionar y ponerte a la defensiva, y el problema puede salirse de proporción. Este tipo de pensamiento no es útil ni siquiera cuando un problema es realmente grave, porque no te ayuda a encontrar una solución.

Estos pensamientos te hacen sentir inadecuado, infeliz y ansioso. Elimínalos.

Distinguir entre los dos tipos de pensamiento

Cuando empieces a prestar atención a tus patrones de pensamiento, aprenderás a reconocer estos dos tipos diferentes de pensamientos y podrás ver la influencia que tienen en tu calidad de vida. Entonces, podrás dar el primer paso para liberarte de tu mente acelerada.

Pero cuidado, los pensamientos repetitivos a menudo pueden disfrazarse de pensamientos prácticos cuando en realidad solo estás dándole vueltas a algo una y otra vez.

También es fácil sentirse víctima y pensar siempre en lo injustas que son las cosas. Si dejas de sentir lástima por ti mismo y te esfuerzas por identificar los patrones de pensamiento inútiles que te llevaron a esa situación, comenzarás a tener control sobre cómo te sientes y cómo experimentas la vida. Podrás identificar los pasos que puedes dar para seguir adelante.

La diferencia entre alguien con mentalidad de víctima y alguien que está dispuesto a tomar el control son los pensamientos que cada persona elige cuidar en el jardín de su mente.

Una vez que sepas distinguir entre pensamientos útiles y distractores, será momento de crear un nuevo hábito. Revisa tus patrones de pensamiento con regularidad, tal como el jardinero cuida su jardín.

Aquietar la mente requiere esfuerzo, pero los resultados positivos que obtendrás al romper el ciclo de pensamientos negativos bien valen el esfuerzo. La vida con una mente tranquila es más fácil y feliz.

Si bien este libro contiene herramientas que le ayudarán a alcanzar el éxito, la fuente última de alegría no es el dinero ni el reconocimiento, sino la serenidad. Por eso, cuando las personas asisten a programas de doce pasos para la adicción (una enfermedad que se caracteriza por pensamientos acelerados), piden: “Concédeme serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, valor para cambiar las que sí puedo y sabiduría para reconocer la diferencia”.

La atención concentrada puede cambiar tu cerebro

Ahora, vayamos al meollo del asunto. Los ejercicios que te propongo están diseñados para cambiar tu cerebro, para que puedas concentrarte mejor, sentirte mejor y alcanzar tu potencial.

Los científicos solían creer que el cerebro dejaba de crecer a cierta edad. Ahora sabemos que eso no es cierto. Tu cerebro tiene una capacidad extraordinaria para cambiar a lo largo de tu vida, gracias a un concepto conocido como neuroplasticidad. La neuroplasticidad significa que puedes entrenar tu cerebro para que sea más fuerte y más flexible. Puedes entrenarte para concentrarte.

¿Pero en qué se diferencia esto del entrenamiento mental que tenías que hacer en la escuela?

Piense en ello por un momento. ¿Su educación le enseñó a concentrarse y a centrar su atención? ¿O seguía instrucciones, aprendía de memoria y estudiaba para los exámenes?

Para mantener la concentración, primero debes ser capaz de darte cuenta de que tu mente se ha distraído. Esto requiere práctica.

Cuando prestas atención de manera regular y constante a tu manera de pensar, fortaleces los circuitos cerebrales que regulan la atención. Se vuelven más eficientes, lo que mejora tu concentración. Cometes menos errores y tu tiempo de reacción mejora.49

La prueba de Stroop

La prueba de Stroop mide la rapidez y precisión de la atención. Durante la prueba, se muestran palabras de colores. El truco es que cada palabra es el nombre de un color, pero no es el color correcto, el color en el que se presenta el texto.